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Reflexión sobre el Evangelio Lc.16:19-31
26 Domingo del tiempo ordinario
“El rico y Lazaro”
En esta hermosa parábola encontramos símbolos muy interesantes.
➤ Hay dos puertas: una ancha y otra estrecha. Es una gran puerta, llamada “Pulon” en griego, propia de los grandes palacios y mansiones. Cada día el rico entraba y salía por esta puerta. El pobre nunca la cruzó. Y por eso terminaron en dos lugares bien diferentes, separados por un gran abismo que no se puede cruzar.
➤ Cual fue el pecado del rico?
“No se le acusa de ser ambicioso o de derrochar la propiedad, o de cometer adulterio, o de hecho de ninguna cosa mala … Pero que hombre tan desgraciado que mira a alguien de su propio cuerpo tirado afuera de su puerta, y no siente compasión… Ignora al pobre a su puerta y no tiene excusa: ‘No me di cuenta. Estaba muy escondido. Nadie me lo presentó.’ Tu lo miraste cada vez que entrabas y salías…” (S. Jeronimo)
➤ El nombre del rico no quedo escrito. Esta es la única parábola en que a un personaje se le da un nombre propio. Lazaro significa: “El que recibe ayuda.” Que gran ironía. “El nombre del rico era bien conocido en todas partes. Dios sin embargo se lo calla. El nombre del otro era desconocido, sin embargo Dios lo pronunció. No hay que sorprenderse. Dios simplemente. Dios estaba leyendo los nombres que están escritos en su libro… Así pues, Dios que vive en el cielo se calló el nombre del rico, simplemente porque no estaba escrito en el cielo.” (S. Agustin)
➤ Las migajas que caen de la mesa, y la gota de agua para calmar la sed. En su vida Lázaro deseaba comer las migajas que caían de la mesa del banquete. En la otra vida, el rico esta pidiendo una simple gota de agua en el dedo de Lazaro. “La razon por la cual Abraham ignoró el pedido del rico en su tormento es porque el ignoró el pedido del pobre aqui en la tierra.” (S.Agustin) Donde quedaron sus amigos? No hubo ninguno que le viniera a abrir las puertas del cielo.
Estas son lecciones que el rico aprendió muy tarde; las aprendió en el infierno. Espero que no nos pase a nosotros lo mismo.
La gente en el cielo puede interceder por los de la tierra.
El rico ya no puede pedir nada, porque su tiempo de arrepentirse y reparar ya se acabo. Tampoco puede hacer nada por sus familiares de la tierra.
La medida que damos es la que vamos a recibir.
No puede recibir compasión, porque no tuvo compasión mientras vivía.
No hizo amigos con su riqueza para la otra vida.
Cuando murió no tenía ningún pobre que le abriera la puerta del cielo.
La muerte no es el fin; hay un vida eterna.
Una vez que la persona muere, no hay una segunda oportunidad.
Hay un estado que se llama “infierno”; no es un símbolo, sino una realidad.
Sin arrepentimiento no hay salvación.
Tenemos que escuchar la Palabra de Dios aquí y ahora.
Tenemos que mostrar compasión aquí y ahora. Cuando uno muere es muy tarde.
Podemos usar nuestras riquezas, para hacernos un tesoro en el cielo.
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