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Estuvo la semana pasada en una reunión con los 30 seminaristas que estudian para la Arquidiócesis de Nueva Orleáns en el Colegio del Seminario de San José y el Seminario de Notre Dame.¿Cómo la pasó esa semana?
Fue un tiempo maravilloso para la oración, la reflexión y la fraternidad. Este año tenemos nueve nuevos seminaristas – dos asistirán al Seminario de San José y siete comenzarán en Notre Dame. Como usted sabe, hemos ordenado a cinco hombres para el sacerdocio en junio, y tenemos cuatro hombres que son diáconos transitorios, y serán ordenados al sacerdocio el próximo mes de junio. Los diáconos son considerados los seminaristas en su último año de estudios teológicos.
Hubo varias presentaciones. Shirley y Arthur Dupre, cuyos hijos asistieron a la escuela de St. Christopher the Martyr, y presentaron charlas maravillosas, junto con varios de sus hijos, acerca de cómo su familia ha sido influenciada personalmente por el ministerio de sacerdotes a través de los años, en tiempos tanto alegres como desafiantes. La familia Dupre, ofreció algunos buenos consejos y sugerencias para los seminaristas con respecto a su formación, y la atención pastoral que se le ofrecerán a individuos y familias en el futuro. Los desafiaron a ser sacerdotes para estar disponible, ser responsables y ser auténticos.
Hablaron de las homilías que los han impresionado, y del consejo pastoral que les ha hecho una diferencia en sus vidas. Hablaban de socializar con los sacerdotes e invitarlos a sus hogares para ir a cenar.
¿Pudo dirigirse a los seminaristas?
Sí. He hablado con ellos desde tres perspectivas diferentes: Qué pueden esperar de mí; qué puedo esperar de ellos; y lo que espera de ellos el Papa Francisco.
Es importante señalar estas expectativas específicamente, porque significa que estamos todos en la misma página y nuestras expectativas son claras. Me parece que cuando hay confusión o desacuerdo, es porque muy a menudo no se establecen nuestras expectativas entre el uno y el otro.
¿Qué pueden esperar de usted?
Los mantendré en oración diaria, y yo estaré a su disposición, y deseo recibir sus llamadas o consultas. Tengo ganas de estar ahí para ellos. Ellos pueden contar con mi apoyo y ayuda para el discernimiento de su llamado al sacerdocio. Los respetaré como hermanos, como un padre y como obispo, y confiaré en ellos, y les tomaré su palabra. Les daré afirmación honesta, pero también los desafiaré a convertirse en los mejores sacerdotes que puedan ser. Por eso, me sentaré con sus evaluaciones del seminario, para poder desafiarlos en forma positiva.
¿Qué espera de cada seminarista?
Espero que sea un hombre de oración, un hombre honrado, de manera particular con su director espiritual y confesor, y también con los involucrados en su formación, incluyendo al personal arquidiocesano y del seminario. Espero que haga un fuerte compromiso con sus estudios, y en todos los aspectos de la formación del seminario. Quiero sea un hombre de caridad dentro y fuera del seminario, para evitar algunas de la negatividad y enjuiciamiento que forma parte de nuestra sociedad. Quiero recordar que él es una persona pública y debe dar una imagen positiva a la iglesia.
¿Qué pasa con las expectativas del Papa Francisco?
Estuve en Roma recientemente cuando él se dirigió a los seminaristas, junto a hombres y mujeres novicios en la vida religiosa. Dijo muy claramente que no hay “ninguna tristeza en la santidad.” Él dijo que encontrar a alguien con “una cara larga y aguafiestas” no es un signo de alegría o santidad, es una persona que está preocupado por la vida y que no debería estar en el ministerio sacerdotal. El Santo Padre, también dijo, ser sacerdote no es una opción, sino una llamada de Dios, y la iglesia tiene que confirmar esa llamada. El Papa Francisco sueña con una iglesia que sea pobre y para los pobres, y que tenga ramificaciones muy específicas para el sacerdote.
Llama al sacerdote a la sencillez, humildad y docilidad en su propia vida, y debe tener un gran corazón para los pobres. También le advirtió a los seminaristas y el clero a evitar el elitismo y la ambición clerical. También ha desafiado a los seminaristas a no estar poseídos por sus posesiones.
Ellos no necesitan carros de lujo o el último teléfono inteligente. Sus posesiones deben reflejar una simplicidad de la vida. Un sacerdote no es sacerdote para sí mismo, sino para otros. El Papa también dijo que después que son ordenados o en la vida religiosa, no deben estar en sus oficinas, sino que deben estar entre la gente. Exhortó a no perder el contacto con personas reales y sus luchas.
¿Puede usted dar un perfil general los nueve nuevos seminaristas?
Hay uno que viene directo de la escuela secundaria, y uno que está en su primer año de universidad en San Ben. Los otros siete que están entrando en Notre Dame van desde jóvenes acabados de graduarse de la universidad, hasta un señor mayor, pero joven de espíritu, que hace muchos años se graduó en West Point y ha participado en varias carreras. Ahora, él escuchó el llamado de Dios a discernir en el sacerdocio.
El 29 de agosto, será el primer aniversario del huracán Isaac.
Mientras muchas personas en nuestra arquidiócesis se han visto afectadas individualmente, las dos áreas que han sido más afectadas parecen ser Braithwaite y LaPlace. Conocí a una mujer el otro día, que aún no está en su casa – ella aún está reconstruyéndola.
Muchas veces, aquellos de nosotros que no hemos sido afectados perdemos de vista los desafíos y la interrupción que la gente tiene que pasar.
Este aniversario, es una oportunidad para orar, no sólo porque no hemos tenido ningún huracán este año, sino también a rezar por aquellos que todavía están siendo afectados por el huracán del año pasado.
Pueden enviar preguntas al Arzobispo Aymond a: clarionherald@clarionherald.org.
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