Navidad se refleja en el rostro alegre de un niño

    La temporada de Navidad es una temporada de regalo total, desenfrenada.
    Como recordamos el nacimiento del Niño de Belén, es interesante observar que a pesar de celebrar su cumpleaños y deseos de darle regalos, el verdadero regalo proviene de Dios, quien nos dio a su único hijo.
    Dios nos pide a cambio que le demos nuestras vidas, y que nuestro propio regalo debiera estar enfocado en nuestra oración y culto durante la temporada de Navidad.
    El Señor Jesús nació entre nosotros, pero él ya no es el Niño de Belén. Él es el Cristo Resucitado, y debemos recibirlo como nuestro hermano, nuestro rey y nuestro Mesías.
    En las escrituras de Navidad bellamente hablan sobre el milagro de la Encarnación. Después del nacimiento de Jesús, los Ángeles proclaman: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra gracia y paz a los hombres “ (Lucas 2:14).
    ¡Qué poderoso mensaje es este! Sin duda es un mensaje que necesitamos oír en nuestra Arquidiócesis para continuar la lucha contra la Nueva Batalla de Nueva Orleáns. Allí donde hay violencia, el asesinato y el racismo, en su lugar debería reflejar “paz a la gente de buena voluntad.”
    Seamos personas de buena voluntad, lo que invita a otros a ser pacificadores.
    Una de las cosas de que estoy muy consciente, es que la Navidad es un tiempo de familia y también un tiempo para los niños. Esta es una oportunidad para que las familias pasen tiempo de calidad juntos, y ruego que esas reuniones familiares sean tiempos pacíficos.
    La Navidad también es una oportunidad para nosotros como iglesia, a reconocer a nuestros hijos y dar gracias a Dios por ellos. Tenemos que ser para ellos brillantes ejemplos de pacificadores y discípulos de Jesús.
    Cuando niño recuerdo la emoción absoluta esperando a Santa Claus, ir a misa y, a continuación, la apertura los regalos de Navidad. Alegría desenfrenada de un niño abriendo un regalo, hace de la Navidad un tipo muy diferente de celebración.
    Debemos mirar a nuestros hijos a no sólo ver su alegría, pero también que valiosos son para nosotros y para Dios.
    Preguntas para Arzobispo Aymond pueden enviarse a [email protected].