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Usted celebró la misa del funeral de Monseñor Clinton Doskey la semana pasada en la Iglesia de San Pío X. Él fue un sacerdote y pastor muy querido. ¿Qué recuerdos tiene de él?
Primero lo conocí cuando era seminarista en San Ben. Llegó a hablar con nosotros acerca de la Apostolado Social y del cuidado de la Iglesia por pobres. Estuve involucrado en el Apostolado Social cuando estuve en el seminario. Gracias a esas reuniones y con el tiempo, simplemente lo vi como un gran pastor, un sacerdote dedicado, como alguien que amaba a los pobres. También tuvo un gran amor por las mujeres religiosas, y estoy seguro que fue fomentado en parte por su hermana Betty, quien es una hermana Dominica. A menudo pensé, que si tan sólo podría ser la mitad del sacerdote que fue él, lo estaría haciendo mucho mejor. Cuando regresé a Nueva Orleáns hace casi tres años, quedé deleitado por su cálida acogida y su servicio continuo como un sacerdote retirado. Me motivaba cuando lo veía aceptar su enfermedad como parte natural de la vida. Fue capaz de caminar con esa cruz, y me pareció que nunca se quejó o sintió lástima por él mismo. Continuó haciendo ministerio siempre que pudo, a pesar de su debilidad.
Alguien dijo, que a pesar de que era un experto en derecho canónico, él era motivado por un sentimiento pastoral profundo.
Él estaba muy bien instruido en la teología de la Iglesia y en el derecho canónico, y siempre tenía una habilidad única para seguir la ley y las enseñanzas de la iglesia y lo explicaba de manera que manifestaba tener mucha preocupación por las personas. Invitaba a la gente a acercarse más a Cristo. Este es un ejemplo que muchos de nosotros los sacerdotes y seminaristas podríamos aprender.
Cuando muere un sacerdote amado, los pensamientos siempre recurren a quién podría ser capaz de alzar su cáliz. ¿Cómo van las vocaciones en la arquidiócesis?
En la actualidad, tenemos 33 seminaristas, y nos reunimos con ellos y sus familias el Domingo del Buen Pastor en la Catedral de San Luis. Nuestro director de vocaciones, el Padre Steve Bruno, está trabajando con otros 10 hombres que han expresado su interés definido en el sacerdocio. No sabemos si todos ellos aplicarán, pero sin duda es una señal esperanzadora. Este mes, ordenaré a cinco hombres para el diaconado transitorio, y en junio, ordenaré a cuatro hombres para el sacerdocio. Y el próximo año, Dios mediante, tendremos otras cuatro o cinco ordenaciones para el diaconado transitorio. Acabamos también de anunciar la apertura de la nueva casa de discernimiento para mujeres en Santa Rita en Nueva Orleáns, y unas cinco mujeres ya han expresado su interés. La palabra es moverse. Como he dicho muchas veces, creo que el terreno de vocaciones es muy fértil en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns. Dios quiere utilizarnos para despertar su llamado. Él no lo hará esto por sí solo – aunque podría. Él nos utilizará para fomentar vocaciones, para invitar a la gente a reflexionar sobre ello y también por la oración. Estoy muy esperanzado en que las vocaciones aumenten y que más personas respondan. Les pido a todos a orar, específicamente por las vocaciones en sus propias parroquias. Creo que en cada parroquia hay al menos un hombre o mujer joven que ha sido llamado.
¿Cómo llegó la idea de la casa de discernimiento para la mujer?
Moviéndome dentro de la arquidiócesis, conocí a unas jóvenes que estaban haciendo algunas preguntas importantes para la vida religiosa. Teníamos una casa de discernimiento para los hombres, pero no tenemos una para las mujeres. Hablé con la Hermana Sylvia Thibodeaux, quien está a cargo de las religiosas en la arquidiócesis, y ella pensaba que era una buena idea que deberíamos alcanzar. Nosotros estábamos usando el último piso de las oficinas de la Iglesia de Santa Rita para la casa de discernimiento para los hombres. Cuando el antiguo convento detrás del Seminario de Notre Dame volvió a estar disponible, pensé que sería bueno mover la casa de discernimiento para hombres allí, y luego nos daría la libertad de utilizar a Santa Rita para las mujeres. Anunciaré muy pronto a las dos hermanas – de las diferentes comunidades religiosas, para que dirijan la casa de discernimiento.
El 6 de mayo, también se destacarán las vocaciones laicas, cuando usted dé la Orden del Medallón de San Luis a las personas que han hecho un trabajo increíble por sus parroquias a través de los años.
Los laicos siempre tuvieron un lugar importante en la iglesia, pero el Vaticano II destacó el papel de los laicos. El papel no es de pasividad o de espectadores si no de participación. Algunos laicos son llamados al liderazgo y a compartir en el ministerio. Es un honor para mí darle reconocimiento a aquellos que han sobresalido en el liderazgo de servicio y han servido humildemente. Los obispos de U.S. escribieron un documento llamado “Ministerio Eclesial Laico: Compañeros de Trabajo en la Viña del Señor.” Me encanta esa expresión. Justo después de la elección del Papa Benedicto XVI, dijo, “Yo soy un compañero de trabajo en la viña del Señor.” Indica que todos los que comparten en el ministerio son compañeros de trabajo con él. Es un privilegio poder agradecer a estas personas por su dedicación y, en muchos sentidos, su sacrificio.
Pueden enviar preguntas al Arzobispo Aymond a [email protected].
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