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Usted habló con un nutrido grupo de jóvenes sobre “Theology on Tap” ¿Cuál fue el tema de su presentación?
El grupo quería que hablara de, ser un productor, en una sociedad de consumo. Los jóvenes adultos están tan acostumbrados a ser consumidores. En un sentido, tienen la experiencia de ir a Misa el domingo, donde están los consumidores, pero querían saber cómo podían cambiar y también ser productores, y como contribuir a la vida de la parroquia, de manera que demostraría que son participantes agradecidos en la comunidad parroquial. Es un tema interesante y desafiante.
¿Que están haciendo las parroquias para llegar a ellos?
Creo que la mayoría de las parroquias hacen un gran trabajo, proporcionando, formación para niños y jóvenes, y lo hacen muy bien para las parejas casadas, pero los jóvenes adultos, a veces, se pierde. No siempre pensamos en ellos y no les damos la suficiente atención al nivel de parroquia. Todas las estadísticas muestran que, los jóvenes adultos se están casándose a una edad mayor que en el pasado. Tenemos este período, de alrededor de los 19 años de edad a los 32 ó 35, donde no caben en uno de esos grupos. Entonces la pregunta es, ¿Qué puede hacer la iglesia para llegar a ellos? Mi invitación a los jóvenes adultos es que oigamos sus voces, y que nos enseñen cómo podemos involucrarlos, para que puedan ser no sólo los consumidores en la parroquia, pero los productores.
¿Por qué algunas de las parroquias en esta área, están luchando?
Creo que es porque no estamos acostumbrados a luchar. Tal vez, no sabemos cuales son sus necesidades. Los Jóvenes adultos viven una vida muy llena. Todos somos consumidores, pero en este día y edad, hemos sido consumidos. Hemos sido consumidos por la computadora, y por los anuncios en la televisión que empujan sus productos que debemos comprar para que parezca que lucimos mejor. Hemos sido consumidos por nuestros teléfonos celulares, correo de voz y correo electrónico, mensajes de texto, “Twitter y Facebook.” Hemos sido consumidos por DVD y películas, que, en muchos casos, tienen temas amorales y falta de valores éticos. Hemos sido tan consumidos en nuestra vida diaria, que tenemos que estar intencionalmente tranquilos, y crear silencio, de manera que podamos llegar a estar más cómodos con nosotros mismos.
¿Ha habido un prerrequisito, para construir una relación con Dios?
Sí. Muchas personas y cosas nos están consumiendo, y nos tratan de llamar nuestra atención a lo mundano. De cierto modo, somos víctimas de eso. Tenemos que calmarnos, con el fin de permitir que Dios nos llame nuestra atención. Él tiene mucha competencia. Con los jóvenes adultos que he hablado, obviamente, han escuchado la invitación de Dios, porque ellos asistieron a la reunión, y con su presencia, indicaron, que querían hablar de Dios, y de su relación con Él.
¿Les ofreció algunas sugerencias específicas?
Lo dividí en tres partes, utilizando las siglas “PAL.”Que significan (siglas “PAL” en inglés, prayer, action, leardership) la oración, acción y liderazgo.
Los invité a una profunda oración personal con el Señor Jesús, para llegar a conocerlo mejor. Sugerí que pasen tiempo en oración, lectura de las escrituras, hacer lectura espiritual y quizás conseguir un director espiritual.
El segundo punto es acción. Es donde empiezan a convertirse en productores. No sólo es hablar de la charla, pero caminar por el camino. ¿Cómo pueden vivir sus valores de honestidad y el respeto por los demás, y rechazar la idea de salir adelante a expensas de otro? ¿Cómo pueden ayudar a otras personas, hacer un enfoque saludable de la sexualidad, evitar las adicciones y cuidar de sí mismos?
Entonces, como demuestran la acción, el tercer punto es liderazgo. Pueden llevar a otros a Cristo, particularmente en las conversaciones privadas que tienen con otros sobre su fe. Pueden invitar a otros a ser discípulos, especialmente a aquellos que están lejos de la iglesia, o quienes han sido heridos por la iglesia.
Los desafié a que sean más activos en la parroquia. Algunas comunidades de la parroquia son más abiertas que otras, pero sería bueno que tengan a los jóvenes adultos en el consejo pastoral. Dos de las personas con quien estuve sentado en la mesa, tienen títulos en administración de negocios, y uno tiene un “CPA” (certificación en contaduría pública). Me encantaría tener a esos jóvenes, en el consejo de finanzas.
También los invité a pensar a que comiencen un grupo de jóvenes adultos en sus parroquias o a servir como un lector, Ministro de Eucaristía o acomodadores. Particularmente, les pedí que pensaran, acerca de ser voluntarios de sus grupos de jóvenes de sus parroquias. Muy a menudo los directores de grupos de jóvenes son personas que han sido muy generosas, ofreciendo sus servicios por un tiempo muy largo, pero también pueden ser ayudados grandemente por los jóvenes adultos que viven su fe. Llenos de fe, los jóvenes pueden ser grandes modelos para nuestra juventud. La arquidiócesis también tiene un programa de mentores, y estamos buscando a jóvenes adultos para que sean mentores para niños y jóvenes, que viven en situaciones familiares difíciles. Una de las cosas que no hacemos bien en la iglesia, creo, es que no hemos cuidado de los niños con discapacidades. Tal vez ellos como jóvenes adultos, podría encontrar la manera de hacerlo.
¿Tuvo una buena sensación de la reunión?
Yo estaba profundamente conmovido por su fe, sus preguntas y su presencia. Otro grupo interesante de jóvenes adultos en la arquidiócesis es, Cristo en la Ciudad, que se reúne cada primer martes del mes, en el Seminario de Notre Dame. Tienen una Hora Santa, seguida de una social. Los invito ir a mi casa dos veces al año para una recepción. También me reúno cada año con los estudiantes de medicina de Tulane y LSU, y con estudiantes de derecho de Tulane y Loyola.
Siempre es un gran momento. Tengo el privilegio de que llego a escuchar sus preguntas de la fe, y veo su compromiso con Cristo. Los veo compartir su fe entre ellos. La iglesia está muy viva y bien entre los jóvenes adultos. Es algo que damos por sentado. Invito a las parroquias a que hagan llegar a más jóvenes, e invitarlos a formar parte activa de sus ministerios. Nuestros jóvenes adultos tienen mucho que ofrecer. Ellos quieren ser productores, no solamente consumidores.
Preguntas para el Arzobispo Aymond pueden enviarse a [email protected]
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