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La Universidad de Loyola en Nueva Orleáns, lanzó su serie de Presidential Centennial Guest, el 20 de septiembre con un discurso del arzobispo Gregory Aymond en "Educación Católica: los Dones y Desafíos en el 2012 y más allá." Una breve discusión, seguida por el Padre Jesuita, Kevin Wildes, El Presidente de la Universidad de Loyola de Nueva Orleáns; El Dr. Norman C. Francis, Presidente de la Universidad de Xavier de Luisiana; y el Dr. Ronald Ambrosetti, Presidente Our Lady of Holy Cross College.
Los siguientes, son extractos de los comentarios del arzobispo Aymond:
Una de las grandes bendiciones que tenemos en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns, es el hecho, de que tenemos tres instituciones Católicas de enseñanza superior. Muchas diócesis no tienen instituciones Católicas de enseñanza superior.
Al comenzar esta serie centenaria de educación Católica, me gustaría utilizar como punto de partida un documento titulado "Ex Corde Ecclesiae" ("Desde el Corazón de la Iglesia"). Este documento fue promulgado por el Beato Juan Pablo II, en agosto de 1990. En este documento, él aborda las universidades y colegios Católicos y deja muy claro que las universidades y colegios Católicos de hecho son un Ministerio de la Iglesia, y forman, en muchos sentidos, el corazón de la Iglesia.
Es un documento poderoso, que creo que sigue siendo oportuno y sabio. Creo que más conocido, no por su sabiduría y profundidad, sino por lo que es llamado "mandatum". El mandatum está arraigado en el derecho canónico – en Canon 812 – que dice, que quien está enseñando teología en una institución Católica, debe tener un mandato de la autoridad eclesial – el obispo. Lo que realmente significa es que, el obispo, envía a esa persona y comparte con él o ella el Ministerio de la enseñanza.
El propio documento invita a los obispos y teólogos al diálogo. También ofrece la oportunidad, a través del mandatum, para los profesores de teología a hacer un compromiso, ya sea por escrito o verbalmente, para siempre permanecer fiel a la enseñanza, como un teólogo de la Iglesia.
Creo que es lamentable que se le haya dado tanta atención al mandatum, que es importante, pero no al propio documento. Al hacerlo, creo que en muchos sentidos no hemos oído o reflexionado, sobre la afirmación que está dada en el documento por el difunto, Santo Padre, así como los desafíos para la educación Católica de hoy.
Vamos a dar un breve vistazo al documento. Dice que cada colegio y universidad en todo el mundo, deberían comprometerse a la búsqueda de la verdad y pasando por la verdad y la sabiduría. Cada institución debe permitir a los estudiantes a alcanzar su pleno potencial académico e intelectual. Una Universidad o colegio Católico da todo eso – y más. ¿Qué más hace? En la búsqueda de la verdad y la sabiduría, una universidad o colegio Católico, guía a aquel que está en el camino, la verdad y la vida por su existencia y su misión a Jesucristo y por el hecho de que es un Ministerio oficial de la Iglesia Católica. Uno de sus desempeños importantes, obviamente, es pasar las Escrituras y las enseñanzas de la Iglesia Católica.
Juan Pablo II dice, que, cada Universidad y colegio Católica debe proporcionar oportunidades, tanto "sutiles y directas" para todos los involucrados – en la comunidad, facultad, personal y estudiantes – para que se les despierte a tener fe, la verdad y la sabiduría de Dios. El documento dice que esto puede hacerse a través del entorno, en los cursos y en la adoración.
Siendo el académico que él fue, Juan Pablo dice, conocimiento en todos los ámbitos siempre nos debe llevar a asuntos de fe y una fe madura nos debería dar más ansias de más conocimientos. Dice que debe haber un diálogo mutuo, entre la fe y la razón. De hacerlo así, la misión de la universidad o colegios Católicos no es simplemente para graduar a personas al final de cuatro, cinco o seis años, pero es para que los estudiantes adquieran conocimientos y a tener juicio y aprender a ser discípulos del Señor Jesús y estar preparados para entrar en una vida que verdaderamente pueden vivir su vocación, su misión y hacer decisiones morales y espirituales.
Juan Pablo dice, que la Universidad y colegios Católicos, es el lugar donde la Iglesia hace su pensamiento y su investigación. Es una poderosa declaración. Cada universidad y colegio Católico, debe fomentar la investigación académica, respetar la libertad académica y al mismo tiempo fomentar la fidelidad a las Escrituras y la enseñanza de la Iglesia.
Me gustaría compartir algunas implicaciones pastorales de lo que dice el documento y cómo puede orientar y dirigir a las universidades y colegios Católicos de hoy, así como en el futuro. Yo he dividido estas reflexiones en cuatro categorías: ¿Cuáles son las implicaciones pastorales de "Ex Corde Ecclesiae" cuando se trata de identidad Católica?, en lo que se refiere a la gobernabilidad; participación del académico en la misión y el Ministerio de la institución; el curso de los estudios en general y, más específicamente, la educación teológica; y proporcionar atención pastoral para los estudiantes.
‰Gobernabilidad:Las universidades y los colegios Católicos, son más que una institución con un nombre Católico. Más que simplemente tener un Ministerio, el campus o un departamento de teología, con símbolos religiosos en las aulas y en los patios. Es eso, pero es mucho más. Desde un punto de vista de Gobernabilidad, debe ser un lugar de aprendizaje, que se convierte de formas "sutil y directa" y se abre a Dios.
La universidad Católica, es llamada por su propia naturaleza a tener una relación con la Iglesia local. Juan Pablo II lo dice específicamente con el obispo. Tiene que haber una relación, porque al hacerlo, el obispo comparte su Ministerio de enseñanza con el colegio o la universidad; como me complace hacerlo con mis colegas aquí. Esa universidad o colegio, están para ofrecer su servicio a la diócesis, en el cumplimiento de la enseñanza del Ministerio de Cristo.
No debemos suponer que todos los miembros de la junta o fideicomisarios, agarran automáticamente la identidad Católica. Por lo tanto, es importante que nosotros como administradores les ayudemos a leer y discutir el "Ex Corde Ecclesiae" y tener un plan para implementarlo.
En la declaración de la misión, así como en la contratación y publicidad, nunca deberíamos estar avergonzados de decir que somos una institución Católica y que estamos conectados a la misión y al Ministerio de Cristo, a través de la Iglesia Católica. El Presidente es, en muchos sentidos la cara de la universidad. Él o ella es el Director Ejecutivo, el recaudador de fondos, el líder de la Facultad y del personal. Lo más importante, en un colegio o universidad Católico, es que el Presidente sea un líder de la fe.
‰Facultad:El colegio o la universidad Católica, es para ministrar y servir a la Facultad. Debe alentar a la facultad, para continuar su importante misión en la búsqueda de la sabiduría y el conocimiento y alentarnos a enseñar en formas innovadoras y creativas. Debería ayudar a la facultad para que, a través de su trabajo y enseñanza, puedan experimentar el amor y cuido personal de Dios para ellos. Para los miembros de la facultad que no son Católicos, debe darles una oportunidad para comprender y apreciar la misión y el Ministerio de la institución Católica, así como apoyo. Debería alentar a la Facultad a ser un ejemplo para los estudiantes, no sólo en la forma que ellos enseñan, sino también en las formas de tratar a los demás y como hacerle frente a los problemas. Esperemos que la facultad busque a esos estudiantes que están luchando y les ofrezcan una mano o una palabra de apoyo.
Los colegios y Universidades Católicos, también deben proveer a los miembros de la Facultad, convocatorias, seminarios, asambleas, días de oración, retiros y formación continua para que los profesores puedan crecer personalmente en conocimiento y en la fe para que puedan entender el carisma Católico de la universidad. En cada área de aprendizaje hay cuestiones de fe, y tenemos que ayudar a la Facultad, así como a los estudiantes a identificar aquellas cuestiones de fe.
‰Curso de estudios: conel currículo siempre se pretende compartir los conocimientos, pero no sólo es para compartir conocimientos para ese día o mañana, sino para preparar a los estudiantes a tomar responsabilidad social, ahora y en el futuro, para llevarlos a ser discípulos del Señor y a estar activos en la Iglesia. El objetivo de una universidad o colegio Católico, no es simplemente tener gente para graduarse, pero para enseñarles a cómo vivir, enseñarles a tomar decisiones importantes, enseñarles a cómo usar sus dones y ser buenos administradores de esos dones, para hacer una diferencia en el mundo.
El plan de estudios es promover una conversación de todas clases – y sé que estoy siendo atrevido al decir esto – y que esa conversación pueda llevarse a cabo en cada clase, no importa el tema, para que el estudiante pueda ver una relación directa entre sus estudios y sabiduría, su fe y su futura profesión. Muy a menudo cuando las personas hablan de su trabajo, les oímos decir: "Bueno, por lo menos trae comida a la mesa". Eso es lo que no esperamos para nosotros ni para nuestros jóvenes adultos. Nuestra profesión es una oportunidad para ver, desarrollar y usar nuestros dones para contribuir con la sociedad y hacer una diferencia en la comunidad y el lugar de trabajo.
El currículo debería permitir a los estudiantes, ver que la Iglesia tiene algo que decir al mundo moderno y el mundo moderno tiene algo que decir a la Iglesia. Si vamos a vivir en el mundo y ser discípulos de Jesús, debe haber una buena conversación entre la Iglesia y el mundo moderno.
Pasemos a la educación teológica. Me parece lógico que, en cada colegio o universidad Católico, cada estudiante tenga que tomar al menos una mínima introducción a lafilosofíay a la teología, porque es una oportunidad para que ellos ganen sabiduría. Aunque no necesariamente crean en todo lo que se les enseña, es una oportunidad de estar expuesto a las Escrituras, la espiritualidad y la enseñanza de nuestra Iglesia.
En mi humilde opinión, a veces empezamos los cursos de teología con un curso sobre las religiones del mundo. Yo, personalmente desafío eso. Me parece que sería mucho más rentable tener un curso básico en el cristianismo y en las enseñanzas básicas de la Iglesia y en las Escrituras. Muchos estudiantes Católicos, sin culpa propia, no saben realmente cual es la enseñanza de la Iglesia. Otros tal vez sepan las enseñanzas de la Iglesia y se han salido o escogido rechazarla. La educación de la teología, ofrece la oportunidad a dialogar, hacer preguntas, expresar dudas, desacuerdos e incluso rechazo a la enseñanza de la Iglesia – todo esto para poder llegar a una mejor comprensión de cuáles podrían ser esas enseñanzas. En un colegio o Universidad Católico, un estudiante no debería perder su fe, pero explorarla y adquirir conocimientos.
Me parece que en la educación de la teología, debe haber una distinción muy clara e importante entre la teología especulativa y la enseñanza de la Iglesia. La teología especulativa tiene un lugar en la teología, en la investigación, por escrito y en la enseñanza de los niveles de Máster y Doctorados. En mi opinión, en el nivel de licenciatura es mucho mejor quedarse con lo básico, en lugar de entrar en la teología especulativa, que es más compleja.
‰Cuidado para estudiantes: Hoytenemos en nuestros colegios y universidades Católicas estudiantes, a quienes me encanta llamarlos la Iglesia joven adulta – no la Iglesia del mañana, sino más bien los líderes del mañana y la Iglesia de hoy. Nuestros jóvenes son bombardeados con demasiada información. Debido a la alta tecnología, hemos perdido en cierta forma, la capacidad de las relaciones interpersonales. Nuestro mundo nos dice que, entre más hacemos y más arriba subimos la escalera, mejor y más valioso somos.
Como colegios y universidades Católicas, debemos enseñar algo muy diferente. Nuestro servicio a nuestros estudiantes es, ayudarles a hacer una pausa – a pausar lo suficiente durante sus años de estudios para conocerse mejor, para conocer e identificar sus dones y ver cómo se podrían desarrollar esos dones. Queremos que nuestros estudiantes puedan pausar lo suficiente para que sepan que ellos pueden de alguna manera, comprender y experimentar el amor incondicional de Dios, para despertar ese deseo, responder y reconocer su potencial y poder vivirlo.
A los no creyentes, no les forzamos la fe a ellos, pero les ofrecemos la fe. Para el creyente, le ofrecemos la oportunidad de profundizar en la fe y llegar a conocer al Señor Jesús de una manera más personal. A quienes han sido heridos o rechazado por la Iglesia por cualquier motivo, de un colegio o universidad Católica, tiene la maravillosa oportunidad de sanación y reconciliación.
En nuestra "evaluación de los resultados," ¿Hemos preparamos a las personas para graduarse, o preparamos a las personas para que conozcan sus dones y darles la oportunidad de crecer en la fe y elegir una profesión que coincida con sus dones, donde ellos puedan hacer una contribución duradera al mundo?
La educación Católica, es uno de los mejores regalos que la Iglesia ha dado a los Estados Unidos de América. Para poder dar una educación Católica, toma el liderazgo de nuestros Presidentes, su personal y miembros de la facultad que están abiertos y permiten ser movidos por Dios. Toma a los estudiantes a que se pongan en manos de un maestro, no sólo por la sabiduría, sino para aprender de su ejemplo. Todo eso tiene un plan. No sucede automáticamente o fácilmente, y es una bendición para nuestra Iglesia.
Esta noche, al comenzar a celebrar este año del Centenario, damos gracias a Dios por el don de la educación Católica en esta iglesia local. Damos gracias a Dios por las personas de hoy y la gente del pasado, sobre cuyos hombros nos encontramos, que hace de la educación Católica el regalo, la bendición y el reto que es.
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