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Después del funeral, el 15 de junio, en la Misa por el Padre Michael Jacques, el pastor de la iglesia de St. Peter Claver, el Arzobispo Gregory Aymond caminó con otros obispos, sacerdotes y feligreses en una procesión por el barrio en una carrosa halada por caballos que llevaba el cuerpo del Padre Jacques. Aquí están sus pensamientos:
Una de las cosas sobre la que reflexioné – y fue lo mismo que me vino a la mente durante la procesión del Corpus Christi al principio del mes, fue que en nuestras calles ha habido tanta sangre y violencia. Llevar la Eucaristía en Corpus Christi el domingo a principios de junio, nos re dedicó a Cristo, que es el príncipe de la paz. De la misma manera la semana pasada, llevando el cuerpo de un hombre que luchó contra la violencia y el racismo, fue otra forma de consagrar de nuevo nuestras calles a lo que es bueno.
Cada vez que perdemos un pastor que ha servido a su pueblo durante casi tres décadas, surge la pregunta naturalmente, de quien lo sucederá. El superior de los Edmundistas, el Padre Michael Cronogue, ha compartido conmigo que, desafortunadamente, él no tiene un sacerdote Edmundista para reemplazar al Padre Jacques. Por lo tanto, eso lo sabemos a ciencia cierta. A través de la oración y la consulta con el Comité del Personal del Sacerdote, se estará buscando a alguien para sucederle.
A la larga, todos necesitamos orar fervientemente por las vocaciones. Al final de la Misa del Funeral – como hago en la misa con cada sacerdote – levanté el cáliz del Padre Jacques y pedí que se mantenga en la parroquia hasta que un joven de St. Peter Claver, se convierta en un sacerdote. Sé que hay hombres y mujeres jóvenes siendo llamados al sacerdocio, y la vida religiosa en todas las parroquias de la arquidiócesis. Al Padre Jacques, le gustaría que oremos por aquellos que han sido llamados, para que escuchen y respondan al llamado de Dios.
La muerte siempre requiere una separación de alguien a quien hemos amado y con quien hemos compartido la vida. Causa dolor y un sentimiento de pérdida. Pero ese dolor y sensación de pérdida es aún mayor cuando hay muerte inesperada, como fue el caso con el Padre de Michael. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para consolarnos el uno con el otro y limpiar esas lágrimas. Pero también, estamos conscientes, que el que realmente nos puede dar consuelo y tranquilidad es el Señor Jesús.
Como dijo el Padre David Theroux en su maravillosa homilía, pasamos de la muerte de este mundo, a la vida del mundo por venir.
Hace veintinueve años, el Padre Michael vino aquí a un mundo que era desconocido para él. Abrió sus brazos y su corazón al pueblo de Dios de St. Peter Claver y la Arquidiócesis de Nueva Orleáns, y el pueblo de Dios hizo lo mismo al darle la bienvenida como un hermano.
San Pablo dijo que quería convertirse en todas las cosas para toda la gente porque él vio las necesidades del pueblo de Dios. Yo podría sugerir que el Padre Michael quería lo mismo – quería convertirse en todo y hacer lo más que pudo para todo el pueblo de Dios. No recuerdo haberle pedido hacer algo al Padre Michael de hacer alguna cosa para la arquidiócesis en donde no haya dicho sí. El Arzobispo Hughes recuerda lo mismo. El Padre Michael siempre dijo que sí.
El Padre Michael habló constantemente con voz de justicia y paz. Era una voz contra la violencia y contra el racismo, y habló fuerte. Siempre que yo iba a una reunión con el alcalde u otros funcionarios de la ciudad, el Padre Michael estaba ahí, y ¡él tenía algo que decir! Hablaba de la justicia y de la paz y la lucha contra el racismo. Fue una voz para la unidad y un signo de unidad entre nosotros. Él era un organizador comunitario en el mejor de los caminos. Su voz siempre proclamó que viviéramos nuestro potencial como una familia humana.
Desde un punto de vista humano, podríamos decir que murió demasiado joven, porque tenía mucho trabajo que hacer con su talento en St. Peter Claver, la arquidiócesis y los Edmundistas. Como el Padre David dijo en su homilía, su muerte fue inesperada, pero que nos llama a vivir en el presente. Ese es uno de los últimos mensajes que nos dejó el Padre Michael – debemos vivir en el presente, porque no sabemos el día, ni la hora de nuestra muerte. Estamos agradecidos por hoy, pero no sabemos del mañana. Si hay alguien en nuestras vidas a quien debemos decirle “Te pido perdón” o “Te amo,” hacerlo hoy. ¡Porque puede que no haya un mañana! El Padre Michael nos enseña esto aun en su muerte. Él nos enseña a vivir la vida de Dios, y el amor completamente en el presente.
Se pueden enviar preguntas para Arzobispo Aymond a: [email protected].
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