La ‘Nueva’ Batalla de Nueva Orleáns require paciencia y oración

    El 8 de enero, usted celebrará Misa en el Santuario Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro. El año pasado, habló sobre la “Nueva” Batalla de Nueva Orleáns, en términos de violencia, el asesinato y el racismo. ¿Cómo llegó a ese concepto?
    Como reflejé en la primera Batalla de Nueva Orleáns en 1815, reconocí lo que una victoria milagrosa había sido para el General Jackson al derrotar a los británicos con esa fuerza en andrajos. Las sermanas Ursulinas y otras mujeres de Nueva Orleáns habían estado orando toda la noche a nuestra Señora del Pronto Socorro por su intercesión para que prevalecieran las tropas americanas. Conduciendo alrededor del área, se me ocurrió preguntar, “¿Cuál sería el aspecto de la Nueva Batalla de Nueva Orleáns? ¿Cuál era la batalla de hoy?”Obviamente, no es la británica. Ahora estamos en una batalla con nosotros mismos, vemos como toman la vida de nuestros jóvenes, especialmente nuestros jóvenes varones. Incluso hemos tenido niños inocentes atrapados en el fuego cruzado. Pero la mayoría de los asesinatos son de hombres a hombres, hombres que se conocen y que han elegido, por cualquier motivo, resolver el conflicto con una pistola o un cuchillo en lugar de la conversación o el compromiso. Así, la nueva batalla es entre nosotros. Agradezco a todo nuestro clero, religiosos y laicos por rezar para poner fin a la violencia, el asesinato y el racismo en nuestra comunidad.
    La tasa de asesinatos en Nueva Orleáns es mayor hoy que hace algunos años. ¿Está trabajando la oración?
    Me han sugerido que la oración no está haciendo ningún bien debido a los altos niveles de violencia. Creo que es la forma más cínica de mirar las cosas. Dios siempre contesta la oración. La oración siempre cambia corazones: en el tiempo de Dios. Otra forma de hacer la pregunta es: ¿Cuánto peor sería si no estuviésemos aprovechando la fuerza de Dios? Estamos hablando de cambiar una cultura, una cultura de muerte y violencia que lleva años. Puede tardar una década para cambiar la cultura. Pero yo creo que María, bajo el título de Nuestra Señora del Pronto Socorro, ora con nosotros a Dios, y creo de verdad que puede haber una victoria. ¿Existe una solución fácil para esto? No. ¿Existe una solución? Absolutamente. Y la solución es fortalecer la vida familiar. Si la vida familiar fuera más prominente y central en esta comunidad, no estaría sucediendo estas cosas.
    ¿Qué es lo que la arquidiócesis ha intentando hacer al respecto?
    Hemos comenzado un programa para los padres y de tutoría, que ayudará a los padres y a los niños a encontrar los recursos que necesitan para construir vida familiar y lidiar con los conflictos. A veces los padres no están cumpliendo sus responsabilidades y no están enseñando los valores humanos a sus hijos. Cuando eso sucede y los niños se extravían, no tienen donde regresar. Nuestros programas serán de ayuda, pero, una vez más, estamos cambiando una cultura de muerte y violencia, y va a tomar tiempo. No llegamos a donde estamos ahora de la noche a la mañana y nosotros no vamos a salir de esto de la noche a la mañana. Pero creo que con la ayuda de Dios y nuestra cooperación, podemos hacer un cambio.         

    También es importante señalar que la violencia no es sólo algo que se limita en las calles. Desafortunadamente, la intimidación ocurre cada día en nuestras escuelas y nuestros lugares de trabajo. Cuando las personas se sienten menoscabadas o sienten como si tienen que defenderse ellas mismas, puede ocurrir un montón de cosas malas. Sabemos de los niños que han sido heridos por las palabras de otros. Las palabras pueden herir y romper realmente el corazón de otra persona. Eso no es un arma, pero a veces las palabras pueden ser casi tan potentes como un arma.
    Usted tocó el punto de tratar de fortalecer a las familias dentro de la arquidiócesis dándoles a los empleados más tiempo de vacaciones de Navidad. ¿Por qué es tan importante?
    La mayoría de nosotros vive acelerado. Hacemos lo que se necesita inmediatamente, y a veces a las personas que molestamos involuntariamente son las personas que significan más para nosotros, nuestro cónyuge, hijos, padres y hermanos. Durante Navidad y Año Nuevo, deberíamos concentrarnos no en lo que es más importante, sino en quien es más importante en nuestras vidas. Es importante darle a la gente más tiempo como sea posible durante las vacaciones de Navidad para que puedan realmente volver a centrarse en la familia y pasar tiempo de calidad los unos a otros.
    Si tiene alguna preguntas para el Arzobispo Aymond, la pueden enviar a [email protected].