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Hubo mucho entusiasmo dentro de la Catedral en la Misa Crismal, cuando explicó que es un Sínodo, y luego abrió el proceso del Sínodo. ¿Tuvo muchos comentarios?
Sí, los tuve. Primero que todo, hubo mucha emoción y comentarios, por el gran número de sacerdotes que allí se encontraban. Se estima que más de 130 sacerdotes se reunieron para la Misa Crismal para renovar su compromiso al ministerio sacerdotal y para servir al pueblo de Dios en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns. Para mí, es siempre la parte más impresionante de la Misa Crismal porque podemos ver en el pasado nuestra propia ordenación, cuando estábamos siendo ungidos como sacerdotes. El día de la ordenación, hicimos promesas de que seríamos hombres de oración, en el amor con el Señor. Prometimos que celebraríamos dignamente los sacramentos, especialmente la Eucaristía. Prometimos ser buenos, mansos y humildes pastores para el pueblo de Dios, y que lo haríamos fielmente, enseñaríamos y predicaríamos el Evangelio, y las enseñanzas de la iglesia. También le prometimos que nos preocuparíamos más por las necesidades del rebaño de Dios, que por nuestras propias necesidades, comodidades, y deseos.
Estoy tan agradecido con mis hermanos sacerdotes por el ministerio que viven día tras día tras día. A través de nuestro ministerio sacerdotal, hacemos a Cristo presente en el sacerdote, y lo hacemos cuando estamos con energía, y cuando estamos cansados, cuando es conviene, y cuando es inconveniente. No tomo el ministerio presbiteral de mis hermanos por sentado.
El mes pasado, cuando el Papa Francisco estaba reflexionando sobre el significado de las Ordenes Sagradas, recordó a los sacerdotes de todo el mundo las palabras de Jesús: “Quien quiera que sea el más grande entre vosotros debe ser el siervo del resto.” Y entonces el Papa Francisco dijo: “Un obispo que no está al servicio de la comunidad, falla al cumplimiento de su deber.” Y luego continuo, “Un sacerdote que no está al servicio de la comunidad, falla al cumplimiento de su deber.”
Entonces, ¿Cómo podemos asegurarnos de que estamos al servicio de la comunidad? Francisco nos recuerda que es mediante nuestra oración diaria e íntima, a través de escuchar la palabra de Dios diariamente y reflexionándola en nuestros corazones, a través de la celebración de la Eucaristía y regularmente celebrar el sacramento de la penitencia. Podemos unirnos con Francisco mismo y decir, “Sí, soy un pecador.” A pesar de nuestra indignidad, el Señor nos ha llamado a ser siervos humildes, dispuestos a estar al servicio de la comunidad.
La otra cosa que la gente comentaba después de Misa fue la apertura del Sínodo. Obviamente, este es un momento histórico. El 25 de abril celebramos el 221 avo, aniversario de la fundación de la diócesis. En este momento histórico, estamos invocando un Sínodo para mirar hacia atrás y apreciar los 221 años, y también mirar hacia adelante y preguntarnos, cuáles son las prioridades y los planes de Dios para nosotros. Creo que la apertura del Sínodo fue hecha en una forma muy sencilla, pero de manera muy festiva, que incluía a los sacerdotes, los diáconos, los religiosos y el pueblo de Dios todos presenciando el comienzo de éste.
¿Recibió algún comentario después de la Misa?
Así es. La gente estaba muy agradecida por la apertura del Sínodo, y les ha gustado la proclamación. Estaban agradecidos de poder ser parte de este momento histórico.
Realmente está animando a la gente a participar en las sesiones consultivas del Sínodo.
Estamos pidiendo a la gente en general a venir. También les pedimos a cada pastor a que envíen de tres a cinco miembros del consejo pastoral de la parroquia, del Consejo de finanzas y aquellos que sirven en el personal o que sirven en varios ministerios laicos. Así oiremos no sólo de la población en general, sino también de las personas que participan en las labores cotidianas de una parroquia. Este es un momento emocionante.
Preguntas para el Arzobispo Aymond, las pueden enviar a [email protected].
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