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33 Domingo tiempo ordinario
Noviembre 17, 2013
Lc. 21: 1-19
“Una viuda compra el reino con dos Centavos.”
El juicio particular y el de Jerusalén.
esus ha llegado a Jerusalén y está en el área del templo. Allí se acercan los líderes a tratar de desacreditarlo con preguntas maliciosas. Cansado tal vez de tanta dureza de corazón, se va al patio en donde se depositan las limosnas para el templo. Allí acuden los ricos a dar sus donaciones, y allí acudió también una pobre mujer viuda.
Ella probablemente no se dió cuenta de que Jesus la miraba.
La viuda y el templo son los dos símbolos del juicio inmediato de Jesus sobre las personas y las instituciones humanas.
Los discípulos están impresionados con la grandeza y belleza del templo. Jesus, por su parte, esta profundamente impresionado con la donación de dos centavos de la viuda.
Entonces Jesus pronuncia un juicio sobre ella y un juicio sobre el templo. Ella ha dado mas que todos, porque ha dado de lo que necesita. Y Jesus recibe esa donación. Y con esos dos centavos se ganó el reino de los cielos.
Sobre el templo Jesús también da un juicio: no va a a quedar piedra sobre piedra, pues será completamente destruido y tendrá lugar el fin del culto, de los sacrificios y del sacerdocio mismo. Es decir todas las instituciones humanas tendrán un final.
¿Cuando sucederán estas cosas y cuales son las señales? Como nos podemos preparar para ese momento del fin?
Como la viuda. Esas gracias de Dios no se improvisan. Ella va año tras año a hacer su donación durante la Pascua. Solo que esta vez la ve Jesus. Ese encuentro con Jesus no se da por casualidad.
¿Que impresión dejo en Jesus esta viuda? Ya está cansado de tantas trampas y discusiones. Pero esta mujer es auténtica. Esta bella impresión es la que Jesus pronto se va a llevar a su cruz. Hay gente buena en este mundo!
Precisamente en esto consistirá en juicio personal, al fin de nuestras vida. Nos veremos haciendo nuestras cosas, pero esta vez con Jesús de testigo. Jesús no tendrá que acusarnos.
Parece increíble que este pasaje de la viuda, haya dado a tantas interpretaciones opuestas y contradictorias, tanto en el campo protestante como en el católico.
Pero nos quedamos con la interpretación de San Juan Crisóstomo, que es la misma de San Agustin.
“Uno no puede comprar cosas celestiales con dinero. … No se compra con dinero sino mas bien con una intención pura, que se puede manifestar por medio del dinero. Si usted tiene esto, usted puede incluso comprar el cielo con dos pequeñas monedas de cobre. Sin esta disposición, uno no puede hacer con diez mil talentos de oro, lo que puede hacer con dos monedas.”
De ahí pasa Jesus a hablar del fin del templo y de la ciudad de Jerusalén, para anunciar que también va a haber un fin de la historia.
Y nos pide: Cuidado con dejarse engañar. No seguir a los falsos profetas y no asustarse.
Al entrar dentro de poco en el Adviento seguiremos meditando en este punto del fin del mundo y de la historia; de los signos que le preceden y de la actitud correcta del discípulo de Cristo.
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