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Extiendo un saludo de Pascua a todos aquellos en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns. Por favor, sepa que usted, sus seres queridos y sus intenciones especiales, serán recordadas en mis celebraciones litúrgicas en la Catedral de San Luis en la Vigilia Pascual y el Domingo de Pascua.
Habiendo celebrado el sufrimiento y la muerte de Jesús y haber entrado silenciosamente a su tumba, donde su cuerpo estaba sin vida: estamos ahora en la tumba y escuchamos al ángel mensajero de Dios, que ha resucitado de entre los muertos y está en el reino del Padre.
Igual que sus discípulos, no podemos comprender plenamente ese misterio de la resurrección. Sin embargo, en fe, invitamos al Cristo Resucitado a vivir en nosotros y a utilizarnos como sus testigos en nuestro mundo de hoy.
La Pascua es un tiempo de esperanza a la luz del Viernes Santo, que experimentamos personalmente. Como Jesús, esperamos que el Señor Dios nos eleve a una vida nueva.
¿Cuáles son esos Viernes Santos en que vivimos una experiencia personal? Son esas circunstancias y personas que nos causan dolor y nos hacen sentir solos. Esas son las cruces que tenemos y la oscuridad que parece que a veces nos rodean.
La Hermana Mariana, Judy Gomila, habló una vez sobre una lección que aprendió en el noviciado, que se ha quedado con ella a través de muchos años de su vida religiosa: “Cargue su Cruz – no la arrastre.” La cruz nunca es fácil, pero si estamos arrastrando nuestras cruces y levantando un montón de suciedad para que la gente lo note, eso no significa del todo cargar nuestra cruz. Se trata de poder ofrecer sacrificios y abrazar la cruz, no simplemente sufriendo. Se trata de confiar en la vida nueva de resurrección.
Más allá de nuestras luchas personales, en nuestro trabajo y familia, en los Estados Unidos también estamos experimentando una creciente amenaza a la libertad religiosa. Creemos que a través de este desafío, Dios nos llevará más allá de este “Viernes Santo.”
En un plano más local, los sufrimientos de Jesús en el Viernes Santo están relacionados a la Nueva Batalla de Nueva Orleáns que seguimos luchando para ganar la victoria contra la violencia, el asesinato y el racismo. Debemos poner fin a la violencia inhumana en nuestra región, y necesitamos inspiración divina para que cada uno de nosotros podamos ser instrumento de paz y reconciliación.
En estos Viernes Santos de nuestras vidas, creemos que Dios nunca nos abandona, sino que escucha nuestra oración, nos llama a la esperanza y nos proporciona vida nueva. Con todo lo que está pasando en nuestras vidas personales y en el mundo, fácilmente podríamos desalentarnos y quedar sin esperanzas, pero debido a la resurrección de Jesucristo, no lo hacemos. Perseveramos, dándonos cuenta de que, así como Jesús sufrió, murió y resucito a la vida nueva en el reino del Padre, por lo tanto, también nosotros podremos.
Que usted y sus seres queridos experimenten la alegría y la paz de Cristo Resucitado.
Pueden enviar sus preguntas al Arzobispo Aymond a [email protected].
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