El Evangelio del domingo, Noviembre 30, 2013

Primer domingo de adviento
Diciembre 1, 2013
Mt. 24: 37-44
Por Pedro Luis Henao
Hispanic Aposolate
   Inmediatamente después de la tribulación el sol se oscurecerá. …”
La iglesia al interpretar estos pasajes  sobre  la segunda venida de Jesús, y las señales que la preceden, no presentan una visión negativa, ni pesimista, ni de horrores, sino al contrario tienen un punto de vista positivo respecto a la venida de Jesús, y su significado. Y cuando hablan de castigo, se refieren mas a la purificación por la que va a pasar la Iglesia en preparación a la venida del Señor.
    Hay dos características importantes en la manera que tienen los Padres de la Iglesia en interpretar las señales del fin de los tiempos, a diferencia de las actuales explicaciones y profecías  comunes a muchos hermanos no católicos.
    a) Creo que la diferencia  se debe a que la interpretación de los padres está centrada en Cristo, es cristocéntrica, y no en el mundo, ni en el pecado, ni en el castigo, ni en el miedo, etc. Sino  en el triunfo de Cristo
    b) A esta perspectiva Cristocéntrica, se añade la perspectiva eclesial.  Las señales van a suceder  en la iglesia de Cristo, no en el pueblo de Israel actual, ni en sus guerras, ni en la reconstrucción de Israel o del templo. Esa realidad ya tuvo su lugar en la historia de la Salvación. La gran tribulación, por ejemplo, se refiere a la Iglesia, no a Israel. Es vano andar buscando señales actuales en los acontecimientos bélicos en el medio oriente. Porque las señales hay que buscarlas en la iglesia.
    Por lo tanto no nos alarmamos con rumores de guerras o con tres días de oscuridad o con falsos profetas. Tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica se anuncia frecuentemente la fecha del fin del mundo; aparecen predicadores que se dicen ser Cristo y se rodean de miles de seguidores. Actualmente en el mundo hay 33 personas que se dicen ser el Cristo.
    Los padres de la iglesia tienen una visión muy positiva de los últimos acontecimientos.
    San Eusebio de Cesárea nos dice que e trata de un cambio de la apariencia externa de este mundo, para dar paso cielo nuevo y la nueva tierra. El sol se oscurecerá, no como un mal signo o presagio, sino porque  Cristo mismo va a brillar de tal manera, siendo el nuevo sol y rey,  que el sol que ahora brilla, y la luna y las estrellas, se van a oscurecer en su presencia y su gran luz.
    San Ambrosio de Milan interpreta como la purificación de la iglesia que tiene que se purificada para recibir a su Señor. El sol, la luna y las estrellas oscurecidos y caídos son los falsos líderes y ministros. Los grandes ídolos humanos, religiosos y seculares, caerán  por tierra ante Cristo que viene.
    Jesus mismo  nos describe la actitud correcta frente a estas profecías: hay que estar preparados ahora. No sea que nos pase como a la gente en tiempo de Noe que hacían las cosas ordinarias de la vida, comer, dormir casarse, trabajar, pero no ponían atención al arca de salvación; hasta que se cerró la puerta y todos perecieron. No habla de pecados o grandes crímenes, sino de las actividades comunes. Así será con nosotros, cuando muramos cada uno de nosotros y cuando llegue el Señor al fin de los tiempos.