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34 Domingo tiempo
ordinario
Noviembre 24, 2013
Lucas 23: 32-43
Es admirable como hasta el ultimo momento de su vida, San Lucas presenta a Jesus haciendo presente la salvación. La palabra “reino” se refiere a un área gobernada por un rey. En el caso de Jesus, no es un área geográfica.
El área gobernada por Jesús es el área de la salvación. Nadie mas está a cargo en esta área; es exclusiva de Cristo y ejerce esta autoridad hasta el ultimo momento de su vida. Jesús demuestra que es rey, salvando gente.
Este reconocimiento de Cristo como rey se realiza en medio del engaño, la acusación y la burla. Sin lugar a duda, en el momento mas bajo de la humanidad. Por seis horas, de las 6 de la mañana del viernes hasta el mediodia, Jesús es sometido a toda clase de humillaciones, abuso físico y verbal y toda forma de burla.
De pronto aparecen, los personajes mas viciosos, mas odiados del Evangelio en torno a Jesús. Todas las miserias del hombre se personifican en los que humillan a Jesús. Nunca antes en el Evangelio se había mencionado esta gente: el que abofetea, el que escupe, el que golpea, el que maldice, etc. A todos los niveles: siervos y señores, laicos y sacerdotes, soldados y fariseos. De donde ha salido tanta basura? Y Jesús permaneció silencioso.
Si Jesús es el rey se tiene que salvar a si mismo. Los sacerdotes, los soldados y el criminal al lado de Jesús, dicen lo mismo: si eres el Mesías, si eres el rey sálvate a ti mismo. Solo un cuarto interlocutor le pide a Jesús que lo salve a el. Y este buen ladrón obtiene la salvación.
Se levantaron todos ellos y lo llevaron ante Pilato. Comenzaron a acusarle, diciendo: “Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributo al Cesar y diciendo que el es Cristo rey.” (23:1-2)
Los soldados se burlan del rey, poniéndole a su lado dos asistentes, uno a la derecha y otro a la izquierda, como lo hacían los reyes de ese tiempo.
Jesus va a demostrar que es rey y que tiene poder de salvar, precisamente desde su cruz. No se va a salvar a si mismo. Sino que va a salvar al ladrón que reconoce su propio pecado,que reconoce la justicia de Jesús, lo llama Dios, y le pide misericordia. (23:40-43): “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Inmediatamente después de estas palabras al ladrón, cae la oscuridad por varias horas, y Jesús entrega su espíritu a su Padre. Tres horas de burlas contra Jesús, y tres horas de oscuridad sobre la tierra.
El propósito de este pasaje no es para pensar que uno se puede salvar en el ultimo momento de la vida y esto de una manera fácil. La salvación no se improvisa en el ultimo momento, ni en circunstancias de sufrimiento y dolor tan fuertes, cuando todo el mundo rechaza a Jesus y se burla de el.
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