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El Adviento es tiempo de espera. El Adviento nos pide unirnos a los israelitas del pasado, que esperaron con esperanza – durante miles de años – por el Mesías prometido.
Hoy en día, el Adviento es también un tiempo de espera, y abrir nuestros corazones al nacimiento del Señor Jesús.
Hay un tercer aspecto de la “Espera del Adviento” que a veces se nos pasa por alto. Mientras nos unimos a los israelitas esperando en oración, y anticipamos el nacimiento de Jesús, también estamos esperando la segunda venida de Cristo.
Y aquí está la pregunta: ¿Estamos listos para la segunda venida de Cristo?
Si la venida del Señor fuera mañana, ¿estaría listo el mundo? ¿Estarían listos nuestros corazones y nuestras familias, las iglesias y las comunidades en general estarían listas?
En los últimos 60 años, hemos escuchado terribles predicciones que el mundo se acabaría en una cierta fecha. Esas predicciones se han hecho, si mal no recuerdo, por lo menos cuatro o cinco veces en mi vida. Y estamos todavía aquí.
Pero suponga que el mundo se fuera a terminar mañana – el mundo, ¿estaría listo para la segunda venida de Jesús? Y, ¿qué pensaría Jesús si Él regresara a nuestro mundo hoy?
Sabemos que en el día del juicio seremos llamados para ofrecer un relato honesto de nuestras vidas, realizando que Jesús nos preguntará cuánto lo hemos amado, y cuanto hemos amado a otros de los que Él nos ha puesto en nuestras vidas. Él escuchará atentamente, y misericordiosamente, y nos pedirá que le demos una evaluación honesta de cómo hemos vivido.
¿Está nuestro mundo listo para ese día? Hay guerras y rumores de guerras en todo el mundo, las cuales no son la voluntad de Dios. Jesús nos preguntaría que es lo que estamos haciendo, como una comunidad global para proporcionar paz, reconciliación y unidad. Continuamos rezando por la paz en Afganistán, Somalia, Siria, Pakistán e Irak. ¿Están estos lugares listos para la venida del Señor?
En la reciente reunión de los obispos de los Estados Unidos, el Cardenal Timothy Dolan habló sobre la violenta persecución de los cristianos en todo el mundo. Dijo que en el siglo XXI, con precisión podría denominarse “una nueva era para los mártires.” A más de 1 millón de personas han asesinado por su fe desde el año 2000.
Luego, en casa, tenemos que hacernos la misma pregunta. Cada día vemos en la televisión y leemos en los periódicos los informes de más sangre derramada en nuestras calles. En los últimos meses, más niños y bebés han sido asesinados a lo que es llamado “daño colateral” en los tiroteos sin sentido que paralizan nuestra comunidad. El jueves pasado, balearon mortalmente a un hombre cerca del frente de la oficina del edificio de la arquidiócesis, en la Avenida Howard. ¡A veces hay cuatro o cinco tiroteos separados en una sola noche!
Es seguro al decir que si el Señor viniera mañana, ciertamente nos preguntaría individualmente y como una ciudad y como arquidiócesis, que es lo que hemos hecho para fomentar la paz, y la unidad en medio de esta Nueva Batalla de Nueva Orleáns en contra de la delincuencia, la violencia, el asesinato y el racismo.
Los profetas leyeron los signos de los tiempos antiguos, y pudieron identificar la forma en que las personas no estaban preparadas para la venida del Señor. Sus voces proféticas ayudaron a abrir corazones.
Somos los profetas de hoy, y estamos llamados a leer los signos de nuestros tiempos. Cuando hay circunstancias y situaciones que claramente nos dicen que no estamos preparados para la venida del Señor, tenemos que hacernos esta pregunta: ¿Qué puedo hacer personalmente para propiciar la paz y la reconciliación?
Una de mis canciones favoritas es “Que Haya Paz en la Tierra,” y asegurarnos de cantar “y deja que comience conmigo.” ¿Qué puedo hacer, no sólo para preparar mi corazón para la venida del Señor, sino también, para ayudar a traer la paz a la tierra? Existen relaciones en las familias y las comunidades que deben mejorar. Nuestros corazones necesitan estar más atentos a Dios y a los demás.
El Adviento también nos llama a ver nuestra vida cotidiana y las maneras sutile, y tranquilas en el que el Señor viene a nosotros. A veces no reconocemos este regalo de la presencia divina. Nosotros podemos utilizar las próximas semanas para preparar nuestros corazones al encuentro con el Señor con los extraños, con los pobres y con el que sufre. ¡Y entonces, en Navidad, estaremos listos para celebrar el nacimiento de Jesús!
Puede enviar sus preguntas al Arzobispo Aymond a: clarionherald@clarionherald.org.
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