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Por Arzobispo Gregory M. Aymond
¿Qué piensa sobre el trágico colapso del Hard Rock Hotel que, estaba en construcción en Canal Street?
La destrucción en sí misma es trágica, pero el hecho de que quitó la vida de tres personas y, lastimó a tantos otros trabajadores es, la verdadera tragedia. Este, no es un momento para nosotros, como observadores de afuera, evaluar qué salió mal con el edificio. Los expertos determinarán eso. Simplemente, oramos por las víctimas y sus familias y, le pedimos a Dios que los consuele en su dolor.
¿Cuál fue la respuesta de la Iglesia Católica, después del colapso el sábado pasado?
Escuché de todos los funcionarios de la ciudad, la alcaldesa, los funcionarios del Concejo Municipal, el jefe de policía, el jefe de bomberos, los servicios de emergencias médicas que, estaban muy agradecidos con Caridades Católicas, por lo que hicieron después del colapso y, cómo atendieron a los familiares de las víctimas en los días posteriores. Atendieron a la gente en tiempos de tragedia y dolor. Gran parte de lo que Caridades Católicas hace es, detrás de escena que, a veces, no es reconocida por su ministerio, no es que alguna vez hagamos ministerio para obtener crédito por él. Somos líderes de servicio. El tema de Caridades Católicas es qué, vamos cuando haya una necesidad, donde sea que haya una tragedia, y nos quedamos hasta el final. Eso es lo que hemos hecho. Me siento muy humilde y, también, muy orgulloso de Caridades Católicas y, su gran ministerio.
La alcaldesa Cantrell, le pidió que participara en un servicio de oración desde la azotea de los apartamentos Krauss, para las familias de las víctimas.
Sí. Fue un servicio conmemorativo para Anthony Magrette, José Ponce Arreolaone y Quinnyon Wimberly. Me llamó la atención la posición elevada. Desde la parte superior del sexto piso en Krauss, podríamos mirar por encima del Teatro Saenger y, ver en el siguiente bloque, los pisos de concreto del hotel que se habían derrumbado y, causaron la muerte y la destrucción.
Podías ver todo allí. Oramos, y había música para alabar a Dios y, pedirle consuelo a Dios. Tuve el privilegio de leer el pasaje de las Escrituras del Tercer Capítulo del Libro de Sabiduría: “Las almas de los justos, están en manos de Dios, y ningún tormento las tocará”. También, hice una oración final. Pude bendecir una medalla de St. Florian, quien es el santo patrón de los bomberos, que la Dra. Jennifer Avegno, directora del Departamento de Salud de la ciudad, me pidió que le diera al Jefe Tim McConnell, del Departamento de Bomberos de Nueva Orleáns. El jefe McConnell, hizo un trabajo maravilloso, al dirigir la operación de rescate y recuperación, bajo un tremendo estrés emocional.
¿Cómo estaban las familias?
Desbastadas, asustadas, heridas. Muchas de ellas, también me expresaron su gran fe y, me dijeron que ciertamente podían sentir el consuelo y la protección de Dios. También, pude asistir a los servicios del velorio en el West Bank, de Anthony Magrette, cuyo cuerpo fue recuperado de los escombros. Le ofrecí mis condolencias a su esposa y familia, en nombre del pueblo de Dios de la arquidiócesis. Sigamos orando por los difuntos y sus familias, al Dios que consuela.
Las preguntas para el Arzobispo Aymond, pueden enviarse a: clarionherald@clarionherald.org.